Pregón de las fiestas a cargo de Alberto Bustos y Hortensia Blanco

Buenas tardes.

En primer lugar, queremos agradeceros que nos acompañéis en esta tarde tan especial. Queremos dar las gracias también a la Asociación Vecinal por haber sido elegidos para este verdadero honor: Pregonar las Fiestas de nuestro barrio; las Fiestas de La Rondilla. Nos enorgullecen también, las razones que nos dieron cuando nos lo propusieron. Nos dijeron:"Sois un vecino y una vecina que lleváis mucho años implicados en que La Rondilla sea un lugar, cada vez un poquito mejor y siempre lo habéis hecho participando junto a otras personas"

Y así es como entendemos este barrio: con la Participación y el Compromiso de sus vecinos y de sus vecinas. Así es cómo se ha ido construyendo la vida de La Rondilla, que es la vida de las miles de personas que fueron llegando hace más de 50 años a este lugar de huertas y conventos. Y es la vida de las miles de personas que hoy seguimos aquí, en un barrio que se ha ido transformando para ser un barrio mejor pero que no ha cambiado en lo esencial y a día de hoy, sigue siendo amable, abierto, acogedor, solidario; rebelde y comprometido. Así es como somos y queremos seguir siendo las gentes de La Rondilla.

Y sí. Así llegaron nuestras familias a ese nuevo barrio que se construía a marchas forzadas, de manera urgente y apresurada (seguramente, demasiado apresurada) para dar cobijo a las personas que llegaban de muchos pueblos de Valladolid pero también de otras provincias, sobre todo de Palencia, Zamora o Salamanca. Llegaban atraídos por la expansión industrial. Llegaban a la FASA o a Michelín, a industrias textiles o del metal, a la RENFE o al sector de la construcción. Llegaban buscando un futuro para sus hijos. Gente sencilla, honrada y trabajadora que se encontró con un barrio en el que el afán especulador lo convertía en una colmena.Un barrio con un urbanismo descontrolado que no estaba precisamente al servicio de los vecinos. Uno de los barrios con mayor densidad de población de Europa y que no contaba con los servicios más básicos que requiere una vida digna.

Un barrio sin escuelas, sin centro de salud, sin centros sociales, sin espacios deportivos o culturales, sin plazas, sin parques, sin zonas verdes….Un barrio aparentemente despersonalizado en el que sin embargo, las personas fueron creando comunidad.

Personas como las que formaban mi familia, fiel reflejo de la historia de muchas familias que llegaban al barrio. Procedían de la provincia de Zamora, de la comarca de Aliste. Una comarca maravillosa que entonces estaba olvidada y que, desgraciadamente, en los últimos días hemos comprobando que sigue estando en el olvido. Todos y todas hemos visto con un enorme dolor, como ardían sus montes y morían los animales que los habitaban. Mis padres, como tantos otros, tuvieron que emigrar al extranjero, dejando aquí a sus hijos. Lo hicieron millones de españoles y eso no conviene olvidarlo. Después de unos años, lograron juntar unas pesetas para meterse en un pisito de la Calle Cardenal Cisneros y comenzar a hacer vida de ciudad pero sobre todo, vida de barrio.

Personas como las que formaban mi familia, cuya historia es también casi idéntica a la de las miles de familias que llegaban de Tierra de Campos, en este caso, de Villabrágima. Llegaban los padres y los hermanos, los tíos, tías y primos carnales pero también los tíos y primos segundos....Llegaba casi toda la familia y en nuestro caso, fueron a parar al mismo portal de la Calle Linares. Las familias querían estar unidas y necesitaban arroparse en esa época tan difícil, en un lugar todavía extraño. ¿Verdad que nos suena esto y que la historia tiende a repetirse con otras gentes y otros lugares de procedencia? Y entonces nací yo (nacimos muchos) cosa que no tiene mucho mérito ya que vivíamos en la época del Baby Boom y llegar al mundo era casi una obligación. Y allí estábamos.Más de 100 personas en un sólo portal. Más 4000 en una sola calle. Esas eran las calles de La Rondilla. Ese pequeño hormiguero. Ese pequeño mundo. Esa gran Comunidad que era la Calle y el Barrio.

Un barrio de gente obrera a la que se le cerraban muchas puertas pero que quería respirar y abría sus ventanas de par en par. Ventanas abiertas desde las que hablaban las vecinas y querían saber qué tal estaba el hijo pequeño,ese que había pillado el sarampión o preguntaban si la hija mayor, por fin tenía trabajo.

Ventanas que se abrían para pedir una bombona de butano, para comprobar si llegaba la repartidora de la leche o para ver si había que abrir la puerta al cobrador de Don José Luis, el practicante.

Ventanas que se abrían para aplaudir y lanzar algunas monedas a un señor que tocaba la trompeta mientras una cabra se subía en un viejo taburete.

Ventanas que se abrían para aplaudir el paso de una rondalla o de las jotas de BESANA o de los Castellanos de Olid.

Ventanas que se abrían para gritar dignidad durante la huelga de las basuras. Esas ventanas de las que colgaron crespones negros, para denunciar que algunos edificios se podían derrumbar como consecuencia de una pésima construcción.

Ventanas que se abrían porque seguíamos siendo pueblo y en el pueblo las puertas estaban abiertas de par en par. Y así queríamos que fueran nuestras puertas y nuestras ventanas y así queríamos y seguimos queriendo que sea nuestro barrio: Un lugar abierto que también mira al futuro.

Por supuesto. Este barrio siempre ha mirado hacia el futuro. Decía un poeta castellano. “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar” Entonces ¿Cómo no va a mirar al horizonte, un barrio que se baña entre dos ríos?: el Pisuerga y La Esgueva ¡Ojo! A ver quién puede presumir de eso. El Pisuerga y La Esgueva han venido siendo el símbolo de un barrio que como el agua de los ríos, no se estanca; siempre está en movimiento. Y por eso, esas gentes que llegaban de los pueblos, no se conformaron y fueron capaces de organizarse para cambiar ese entorno tan hostil que les recibió hace más de 50 años. Así se fue consiguiendo mejorar el barrio, con Escuelas, Centros sociales y culturales, Centro de salud y de personas mayores, parques, jardines, el nuevo Espacio Joven, las nuevas zonas deportivas o la próxima Escuela Infantil. Participando y tejiendo redes de solidaridad y buena vecindad se ha mejorado el barrio y la vida de la gente. Todo un ejemplo y todo un motivo para sentirse orgulloso de ser de la Rondilla.

Y todo eso hay que celebrarlo. Porque ¿sabéis otra cosa que se hacía en los pueblos?: Celebrar

Tal y como se hacía en los pueblos, aunque se trabajaba mucho, siempre había momentos para celebrar: el día del Patrón, la cosecha, el nacimiento, el casamiento...Celebrar el hecho de estar juntos y de ser Comunidad.

Y estamos en fiestas. Así que, celebremos:

Celebremos la identidad, el orgullo y la vida de barrio

Celebremos el valor de la participación

Celebremos que entre tanto cemento, en la Rondilla siguen naciendo flores a cada instante.

Celebremos que más de 50 años después, sigue llegando gente a este barrio acogedor, diverso y de colores. De todos los colores

Celebremos que nuestros niños y niñas, después de tanta incertidumbre,vuelven jugar y celebremos que por fin, podemos ver su sonrisa.

Celebremos que nuestros mayores, después de tanto sufrimiento, vuelven a bailar un pasodoble.

Celebremos que en el barrio tenemos Escuelas públicas que siguen contribuyendo a una comunidad unida y cohesionada.

Celebremos que Javier Carballo (el hijo de "la Felisa") está llevando con Los Pichas, la Rondilla, por todo el planeta y parte del universo

Celebremos que tenemos carnicería, frutería, mercería, ferretería, pescadería o tienda de los retales. Celebramos que los comercios levantan la persiana cada día y eso contribuye a un barrio más cercano, más humano.

Celebremos que la vida de barrio se vive mejor. Que somos de barrio. que somos de La Rondilla. Celebremos que venimos de Tierra de Campos, de Zamora o de cualquier lugar del mundo.

Celebremos que aquí, en este pequeño barrio; humilde y obrero: muchos y muchas hemos ido encontrando nuestro lugar en el mundo. Un lugar en el que sentirnos personas y en el que sentirnos parte de una gran comunidad. Un barrio que navegando entre dos ríos, desde lo más profundo de Castilla es capaz de mirar al presente y al futuro e incluso, cuando abre las ventanas, es capaz de divisar el mar.

Por eso celebramos y decimos

!Viva la Rondilla!

!Viva las fiestas de la Rondilla !

!Viva las gentes de la Rondilla!

!Viva los barrios de Valladolid!

 

25 de junio de 2022

Alberto Bustos y Hortensia Blanco


 

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