Carta dirgida al Alcalde posicionandonos sobre el plan de inversiones para el año 2015

Muy Sr. nuestro:

    En estos días la prensa local se prodiga en trasladarnos a los vecinos y vecinas, también a los movimientos sociales que en cada barrio sobrevivimos, sus decisiones sobre lo que el Ayuntamiento va a hacer con la mina de dinero que el concejal de Hacienda encontró, al fin, en el fondo de las arcas municipales, pasando en días de no poder pagar la nómina de los empleados del Ayuntamiento, si se deroga la tasa de basuras, a vivir en una ciudad de ensueño, donde el oro y la felicidad ruedan imparables. ¿Será que la Hacienda municipal juega al euromillón y le ha caído el bote de la última semana?

    Como en los años últimos, es inquietante comprobar como el Ayuntamiento anteayer puso una guinda allí y otra allá, y ayer lo que estuvo allá se traslada acá, para concluir hoy con que lo que hubo y había ya no vale y surgen de la chistera nuevas ocurrencias. Estamos hecho un lío  y no sabemos a qué atenernos, si lo que manda es el programa electoral o las  audiencias públicas o los compromisos de los concejos abiertos  o los acuerdos adoptados en la Junta de Gobierno y el Pleno municipal o lo que, sin ton ni son, publican los medios informativos.

    Es un modo de hacer ciudad, de hacer barrio, que posiblemente le proporcione a usted réditos electorales entre un electorado poco exigente, agobiado por la publicidad institucional, sin suficientes elementos para valorar lo que está pasando realmente en Valladolid, con unos déficits sociales que se agrandan, unos servicios y prestaciones de competencia municipal en caída libre y, en un horizonte cercano,  una descomunal deuda pública que atender, consecuencia de la tremenda escalada de sentencias judiciales y mal funcionamiento de la Administración municipal.

    Y volviendo al diluvio de millones que se nos anuncia: 1) ¿Qué le lleva a cambiar las previsiones de usos en Olmo 61-63, de guardería infantil a centro juvenil?; 2) ¿Para cuándo un plan de rehabilitación integral que remedie el lamentable estado del puente de Santa Teresa?; 3) Sin perjuicio de las acciones que se prevén en el parque Ribera de Castilla, ¿no es más conveniente y coherente integrar en un plan de etapas la resolución de sus problemas de conservación más que picotear aquí y allá?; 4) ¿Porqué no se recupera el San Juan de la Cruz como espacio más válido para equipamiento cívico de interés general? y 5) ¿Es mucho pedir, o tal vez sea una temeridad, que de una vez por todas los concejales y concejalas con competencias en la actividad municipal escuchen al vecindario organizado?

    Don Javier, esto no funciona como debiera.

    En nombre de la Junta Directiva de la Asociación, le saluda atentamente



                        Manuel Prieto de la Torre
                        Presidente.