Por un mundo de todos y para todos

Martin Luther King tenía un sueño. Un sueño en el que los “hombres negros y hombres blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual negro: '¡Por fin somos libres!’”. King se dirigió a la audiencia hace casi 60 años, con un claro mensaje de integración que, aún, en el año 2022, no se ha cumplido. Hoy, 21 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial y continúa siendo una reclamación más que una celebración. Valga como muestra el ejemplo de Fatimata, de origen senegalés, y que, tras diez años viviendo en España, continúa sufriendo, en su día a día, muestras de la discriminación y la visceralidad de la sociedad para con las personas que vienen de fuera. “He sentido discriminación, tanto a la hora de solicitar un trabajo y ver cómo, en la entrevista, rechazaban mi solicitud por el color de mi piel, como a la hora de hacer la compra en un supermercado y sentir la mirada de los encargados, constantemente, para vigilar que no robara nada”, apunta la trabajadora de la Fundación Rondilla.

 

Además, denuncia que no sólo ella o su marido, que lleva más años viviendo en el país, sino que sus propios hijos son víctimas de esta discriminación. Recuerda una ocasión en la que, en el transporte público, un niño pequeño se dirigió a su padre para señalar lo “feo” que era ese “niño negro”. La solución parece no llegar, ya que el de Fatimata es, tan sólo, un ejemplo de los que protagonizan la vida de una sociedad que necesita comprender que “el color de la piel no define a la persona, puesto que somos ciudadanos del mundo”, tal y como incide Fatimata.

Ha sido el Ayuntamiento de Valladolid el lugar que el ejecutivo local ha escogido para iluminar de color naranja y celebrar un acto, con la presencia del primer edil, Óscar Puente, así como de la concejala de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria, Rafaela Romero, y la concejala delegada de Convivencia y Mediación Comunitaria, Carmen Jiménez. El evento, que ha contado con la participación de Fundación Rondilla y las entidades sociales de la ciudad del Pisuerga, ha consistido en la lectura del manifiesto en el que se ha avanzado la próxima apertura de dos centros de acogida para refugiados ucranianos, así como se ha incidido en los micro racismos que, como en el caso de Fatimata, copan el comportamiento social diario.

Por otra parte, Estela, educadora social y Técnico de Formación en la entidad, abunda en la necesidad de la existencia y la labor de entidades como Fundación Rondilla y Asociación Rondilla, desde las que se trabaja “en pro de la no discriminación y por el valor de las personas, con el fin de que no haya diferencias entre unos y otros”.



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