Queridas vecinas y vecinos, queridos y queridas amigas:

Nos encontramos aquí para celebrar con alegría y entusiasmo las fiestas del barrio de La Rondilla.

Quiero, en primer lugar, agradecer a la Asociación Vecinal que me haya encomendado pronunciar el tradicional pregón de los actos festivos del barrio.

Asumo con mucho gusto, orgullo, emoción y responsabilidad este encargo que me permite dirigirme a todos vosotros. Difícil tarea la de pregonar estas fiestas, sobre todo el año después de que lo hicieran dos “rondilleros de pro” como Alberto Bustos y Hortensia.

Las palabras que os voy a transmitir pretenden ser una invitación a disfrutar al máximo de las fiestas, y también buscan evocar la identidad del barrio y de sus gentes.

Es el tercer pregón de fiestas en barrios que doy. En Las Delicias hace algunos años, en el Pinar de Antequera el año pasado y hoy en mi barrio, sin duda el que mayor sentimiento tiene para mí.

Como sabéis, soy Rondillero de nacimiento y de corazón. Orgullo de barrio allá donde vamos.

Aquí nací, en la calle Nebrija y crecí en Linares. En sus calles me crié, jugué y aprendí. En la panadería de Chema, la tienda de Tina o la droguería de Paco. En el colegio Gutiérrez del Castillo y me tocó inaugurar el Gonzalo de Berceo, pues entonces se abrían colegios por la cantidad de niños que había.

Soy el Concejal asignado a este barrio desde hace unos cuantos años, en el gobierno y en la oposición, siempre intentando lo mejor para nuestro barrio.

Aquí hice mis primeros amigos y aprendí que la convivencia entre los vecinos estaba presidida por la solidaridad y la mutua ayuda, conceptos que han caracterizado y sigue haciéndolo a las gentes de la Rondilla.

El nuestro es un barrio relativamente joven, pero atesora una rica historia que merece ser honrada. Una historia que ha sido forjada por muchos hombres y muchas mujeres, de antes y de ahora, que debemos tener presentes.

Y estas fiestas son un buen momento para recordar a las personas que han contribuido a la mejora y al desarrollo de la Rondilla, un barrio que, surgió como otros de la ciudad, como resultado del crecimiento industrial y demográfico que tuvo lugar a partir de la mitad del siglo pasado y que atrajo a Valladolid a numerosas personas procedentes preferentemente del medio rural.

Un barrio de obreros y trabajadores como mis padres a quienes les debo lo que soy, que se vinieron de Brañosera, del norte de Palencia buscando un futuro mejor. Mi padre minero y mi madre sacando la familia adelante, como tantas familias que llegaron al barrio en aquellos años.

Un barrio que fue levantado por contratistas que tenían un objetivo claro: edificar el mayor número de viviendas posibles con el mínimo costo y el máximo beneficio.

Un barrio lleno de bloques de viviendas que no contaba con dotaciones, ni infraestructuras, ni zonas verdes… Así es como lo recuerda nuestra querida Carmen Quintero, que decía que cuando llegó “el barrio era solamente casas. Había un colegio… y lo demás eran casas y casas. No había ningún servicio. No había nada, nada. La mayoría de las calles estaban sin asfaltar, llenas de charcos”.

Pero como ha señalado otro histórico del movimiento vecinal, Jesús Anta, esa situación tuvo una pronta respuesta ciudadana, pues “la toma en conciencia y la solidaridad de las gentes que ocuparon este nuevo barrio superaron con creces las precarias condiciones que se encontraron”.

Y la Rondilla comenzó a labrar su leyenda de barrio reivindicativo… hasta el punto de registrar la primera asociación vecinal de Valladolid, aún en tiempos del franquismo”, hace 53 años, casi nada.

Efectivamente, como acertadamente dijera el querido alcalde Tomás Rodríguez Bolaños en el pregón de las fiestas de la Rondilla en el año 2014, la Asociación Vecinal de este barrio es un modelo y un ejemplo a seguir, por su lucha, su tenacidad, su impregnación no solo en el barrio de la Rondilla, sino por haberse constituido en la vanguardia vecinal en Valladolid.

Aquellas carencias iniciales con las que se inició el barrio afortunadamente se han ido solventando, debido sobre todo a las luchas vecinales, y hoy hay dotaciones y servicios que dan respuesta a las necesidades de sus vecinos y vecinas.

Gracias al tesón vecinal se deben victorias históricas tales como la aprobación en 1982 del Plan Parcial Ribera de Castilla, el desarrollo del Parque Ribera de Castilla, de los Institutos, del Centro de Salud, el Centro de Personas Mayores o el Centro Cívico.

Y, en la actualidad, el barrio sigue mejorando, con, por ejemplo, la nueva Escuela Infantil Cascabel, que inauguraba hace unos meses nuestro alcalde Oscar Puente y la concejala de Educación Victoria Soto, Oscar que vivió toda su juventud en este barrio y Vicky, que es vecina aún hoy.

Sois un barrio de gente comprometida, solidaria y acogedora, donde la convivencia impera por encima de todo. Sois, somos como una gran familia de la que podemos sentirnos bien orgullos. Y ese orgullo de barrio sin duda es gracias a buenas personas con nombres y apellidos, gente luchadora y comprometida.

Antes hablaba de Carmen Quintero a quien tanto le debemos, pero no puedo dejar de mencionar también a Elena de la Fuente, por su trabajo incansable y discreto, pero inmenso, tanto de ella como de toda la Asociación de Mujeres “La Rondilla”, que acaban de cumplir 30 años de vida.

Estas fiestas serán una buena ocasión para que los vecinos y vecinas salgamos a la calle, compartamos actividades festivas y fortalezcamos los lazos comunitarios.

Son también las fiestas una buena oportunidad para procurar la participación de todos los vecinos y vecinas. Y ese propósito inclusivo, a tenor del programa elaborado por la Asociación Vecinal, tiene un papel protagonista en estas fiestas, en las que mayores, jóvenes y pequeños pueden encontrar variadas actividades con las que disfrutar.

Aprovechemos también las fiestas para celebrar la diversidad cultural que aportan las personas de muy variadas procedencias que se han establecido en el barrio y que lo enriquecen, y que habéis acogido de una manera ejemplar.

Y sigamos fomentando la solidaridad que siempre ha caracterizado al vecindario de la Rondilla, teniendo en cuenta, especialmente, a aquellas personas que más lo necesitan, sin olvidarnos de quienes, por la causa que sea, lo están pasando mal y no van a poder disfrutar de las celebraciones festivas.

Hagamos que las fiestas estén repletas de alegría. Gocemos al máximo de cada evento, de cada concierto, de cada actividad recreativa y de cada momento de encuentro. Compartamos risas, abrazos, anécdotas y experiencias que fortalezcan nuestros lazos. Si así lo hacemos, crearemos recuerdos que se volverán inolvidables.

No quiero terminar sin expresar mi más profundo agradecimiento a aquellos vecinos y vecinas que dedican su tiempo y esfuerzo para que estas fiestas sean un éxito y para que la Rondilla sea cada día un barrio mejor.

¡Felices fiestas a todos y a todas!

¡Viva La Rondilla y su buena gente!