Derechos de la Infancia
Tal día como hoy, en 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Niño.
Vivimos en un mundo en constante cambio (y más desde que un pequeño y puñetero virus pasó a formar parte de nuestras vidas) y nuestros pequeños y pequeñas han demostrado ser capaces ...
Tal día como hoy, en 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Niño.
Vivimos en un mundo en constante cambio (y más desde que un pequeño y puñetero virus pasó a formar parte de nuestras vidas) y nuestros pequeños y pequeñas han demostrado ser capaces de adaptarse a todo. Son los que más restricciones sufren, los que se han quedado sin parques, los que se han quedado sin celebrar cumpleaños con amigos y amigas, los que han tenido en muchas ocasiones que aprender a jugar solos, los que más tiempo estuvieron sin salir de casa y los que más se han adaptado. Ellos y ellas demuestran ser responsables y cumplir con sus deberes, pero no tenemos que olvidar sus derechos. Muchas veces como sociedad no damos voz a la infancia y precisamente somos las personas adultas las que debemos comprometernos para que éstos se respeten.
La infancia tiene el derecho a tener una protección especial que fomente su desarrollo físico, mental y social, tienen derecho a la educación, tienen derecho a ser criados con un espíritu de tolerancia y comprensión, y algo que nunca olvidamos en Fundación Rondilla, tienen derecho a jugar.
Este año ha sido complicado. En septiembre empezábamos con una mochila cargada de dudas y de adaptaciones en el programa de Infancia y Juventud, pero lo que teníamos claro es que no podíamos dejar que nuestros niñas y niños dejasen de ser eso, niños.
Ahora todo está más encarrilado y nos sentimos felices de ver sus sonrisas en los ojos, de ver como lo pringan todo de témpera, de ver como no se les ha quitado la ilusión y de admirar como los niños y niñas de nuestro barrio respetan las normas que a las personas adultas tanto les cuesta respetar.